En octubre de 2017 iniciamos un gran reto que impactaría positivamente a los habitantes del Archipiélago de San Andrés y Providencia: la instalación de una de las plantas desalinizadoras más grandes que hemos montado. Nuestro desafío consistía en instalar una planta desalinizadora con tecnología de ósmosis inversa y capacidad para tratar 25 litros de agua salada por segundo, cuyos beneficios fueron evidentes desde el primer momento, al llevar agua potable a lugares donde no la había, transformando así la vida de más de 23 mil personas en la isla.

El Gobierno Nacional, con presencia del entonces presidente Juan Manuel Santos, entregó en 2018 el nuevo sistema de desalinización y línea de conducción, que facilitó el suministro de agua tratada en las comunidades de este sector con el fin de evitar emergencias por el desabastecimiento de agua en épocas de sequía.